Tipos de instalaciones fotovoltaicas

Las instalaciones fotovoltaicas están destinadas a convertir la energía solar que captan los paneles solares en energía eléctrica que podemos utilizar en nuestros hogares o negocios. La función principal es obtener energía eléctrica gratuita. Existen dos tipos de instalaciones fotovoltaicas. Te lo explicamos todo a continuación. Pero antes, te contamos cómo funciona una instalación fotovoltaica.

Cómo funciona una instalación fotovoltaica

Los paneles solares están compuestos por varias células que normalmente están construidas con silicio policristalino. Este material es un superconductor y tiene la capacidad de captar la energía lumínica y transformar los fotones en electrones, produciendo una corriente eléctrica. La transformación de la energía del sol en energía eléctrica se produce en el propio panel solar, que se instala en el techo o en el suelo, con la mejor orientación posible para captar la máxima radiación solar.

La energía que se produce es corriente continua de 12 o 24 voltios normalmente, la cual no es aprovechable directamente por las luces y electrodomésticos que utilizamos habitualmente en nuestros hogares, que funciona con corriente alterna de 220 voltios. Por ello, entre el panel y la conexión con nuestra instalación se sitúa un equipo electrónico llamado inversor, que está destinado a transformar esa corriente continua en corriente alterna antes de ser inyectada en la instalación.

Adicionalmente, según el tipo de instalación, también podemos encontrarnos con baterías, que almacenan la energía que se produce durante el día y que no consumimos de forma instantánea, para poder tirar de ella durante la noche, cuando los paneles fotovoltaicos no funcionan, o cuando tengamos días nublados, en los que el rendimiento de los paneles baja.

Las baterías también son muy socorridas en las instalaciones fotovoltaicas de viviendas o puntos que no están conectadas a la red: casas y cabañas de campo, autocaravanas, etc. En estos lugares, necesitamos almacenar energía en las baterías para cuando no podamos captarla directamente del sol.

tipos de instalaciones fotovoltaicas

Tipos de instalaciones fotovoltaicas

Las instalaciones fotovoltaicas se pueden clasificar en dos grandes grupos: instalaciones fotovoltaicas conectadas a la red e instalaciones fotovoltaicas aisladas. Esta clasificación viene determinada por el marco legislativo que las regula expresamente y también por la forma de hacer la instalación.

Instalaciones fotovoltaicas conectadas a la red

Las instalaciones fotovoltaicas conectadas a la red son un poco más complejas legislativamente y algo menos complejas técnicamente. No solo porque necesitan un determinado equipamiento técnico, sino también porque su legalización es algo más difícil, ya que necesitamos la autorización de la compañía suministradora.

En la instalación fotovoltaica conectada a red, nos acogemos a la posibilidad legal de verter los excedentes eléctricos que generamos a la red eléctrica a cambio de una compensación económica que nos pagará la empresa comercializadora.

Supongamos que tenemos una instalación que es capaz de producir 4500 vatios en las horas centrales del día, pero que nuestro consumo es de 3000 vatios. Esos 1500 vatios restantes que estamos produciendo, pero no consumiendo lo podemos inyectar a la red, y obtener una compensación a cambio.

En estas instalaciones, además de los elementos normales que hay en cualquier instalación fotovoltaica (panel, inversor, soportes, etc.), tenemos también un contador bidireccional que es capaz de calcular la energía que entra en ambos sentidos: la que nosotros inyectamos a la red por esos excedentes generados y la que captamos de la red de distribución, cuando producimos menos de lo que consumimos o cuando es de noche. Al final, en la factura de la luz se hace una compensación, y la compañía eléctrica nos descuenta la energía que hemos inyectado de la que hemos consumido de fuera, reduciendo sensiblemente nuestra factura.

El precio medio de una instalación fotovoltaica conectada a la red se sitúa en torno a los 1.80 euros por vatio instalado. Incluyendo la legalización y los impuestos (IVA)

Para legalizar una instalación fotovoltaica, tendremos que realizar un proyecto técnico y recibir el visto bueno de la compañía suministradora para que podamos vender esos excedentes.

Instalaciones fotovoltaicas aisladas

Las instalaciones fotovoltaicas aisladas son las instalaciones normales. Tenemos panel, inversor, cableado y, en su caso, baterías, pero no existe ninguna interconexión con la red de distribución de la compañía eléctrica. No necesitamos ese contador bidireccional.

Los excedentes se pierden. Cuando no estamos produciendo energía, consumimos la energía de la red eléctrica. En las viviendas rurales que no tienen acceso a red comercial tendrían que consumir la energía almacenada en nuestras propias baterías.

Legalización de instalación fotovoltaica

Legalizar una instalación fotovoltaica de autoconsumo es muy simple. La última reforma que se hizo del sector fotovoltaico vino a favorecer mucho los trámites con el objeto de impulsar el uso de este tipo de energía renovable. No hay que hacer ningún trámite especial ni ante la comunidad autónoma ni ante la compañía distribuidora.

El trámite dependerá de cada ayuntamiento. En algunos casos se tramita como un simple permiso de obra menor que, normalmente, se reduce a una declaración responsable. Los ayuntamientos más importantes incluso están eliminando las tasas municipales por obras (ICIO) a fin de fomentar el consumo de energías renovables.

Las instalaciones fotovoltaicas aisladas o conectadas llevan los paneles colocados en el techo, utilizando soportes inclinados si es un techo plano para orientarlos mejor al sol, o sobre soportes planos tipo rieles si es un tejado con cubierta inclinada.

Resumidamente, estos son los tipos de instalaciones fotovoltaicas que podemos encontrar actualmente. Algunas serán más potentes y otras más modestas, pero en todas ellas encontraremos un esquema similar de diseño y construcción.

 

 

 

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